Esta vez la clase se organizó disponiendo los caballetes formando dos óvalos gigantes que ocupaban longitudinalmente todo el aula. En cada óvalo se constituyó un equipo dirigido por un capitán o capitana. Los capitanes con los profesores pactamos los pasos a seguir en una dinámica basada en distintos comandos o instrucciones que se decidían según evolucionaba el mural:
-Calcado sombras formadas por el compañer@ con lineas y manchas de color
-Rotación de los alumn@s dentro del óvalo
-Cambio del que sostiene el proyector por el que pinta
-Cambio de equipo pasando al óvalo del contrario
El resultado es una gran creación colectiva, dinámica y sugerente. Un espacio de grandes dimensiones colonizado con el gesto y movimiento de la luz y el color, que rememora a los murales primitivos.